Pedro y María se conocían desde pequeños. Ambos tuvieron una infancia muy feliz. En todo momento tuvieron la libertad que poseen todos los jóvenes a su edad. Pero a pesar de ellos por motivos inexplicables las familias comenzaron a distanciarse. Pero, aún así, los niños se enamoraron, interponiendo lo que alguna vez fue una amistad, en lo que ahora se convertiría en un amor suicida. Durante un tiempo se veían a escondidas, a través de una rendija que comunicaba las dos casas; pero con el paso de los días, aquello no fue suficiente.
Cuando ella tenía que ir a las clases , decidía saltártelas para ir junto a su amado. También él rehusaba del trabajo para verla.
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